sábado, 28 de marzo de 2015

puerta de hierro territorio abandonado


En una villa de La Matanza, una de las más peligrosas del conurbano, venden droga en un tercio de las casas; los jóvenes viven y mueren en un círculo vicioso: roban o se prostituyen para poder consumir



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Puerta de Hierro es un lugar olvidado. Para entrar en sus pasillos es inevitable esquivar a algún chico tirado, que duerme en el piso: "Un fisurita", como les dicen en el barrio. El que dormía en la entrada ese viernes, cuando LA NACION recorrió la villa, no tenía 15 años y, aunque hacían casi 30 grados, estaba tapado con una manta: preparado para aguantar varios días drogado.

Según los vecinos, en un tercio de las más de 500 viviendas que componen este barrio de La Matanza se vende paco. Los "transas" pagan 300 pesos la noche a los que les guardan la droga en sus casas. Y a los que "contratan" para fraccionarla les pagan 500. Guardar, fraccionar o atraer clientes: ésa es la oferta. El "transa" le dice al chico que se pare en la avenida Crovara y le traiga a los que quieran comprar. Unos pesos o una "base" serán el pago.

Puerta de Hierro es un territorio abandonado, al que el Estado no ha entrado. Allí, el drama de la droga, la violencia y los homicidios se desarrolla sin que la policía, la Justicia o la política -municipal, provincial- impongan la ley o se asienten con acciones para torcer el oscuro destino.


"Hay chicos que dan lástima", cuenta Isabel, una vecina que todos los sábados alimenta a los chicos en el único comedor del barrio. El efecto visible de la pasta base en los más chicos, que van de los 9 a los 15 años, es el envejecimiento. La piel empieza a volvérseles gris, arrugada, y a los más grandes se les caen los dientes. A algunos, incluso, les han amputado las piernas o los brazos por infecciones que avanzaban mientras ellos permanecían hundidos en su letargo tóxico. Es por esto que a los transas allí los llaman "arruinaguachos", los que matan lentamente a los pibes adictos.

"Los niños de 4 años saben de qué se trata el circuito de consumo. Camila, una nena que participa del hogar de día de la Fundación Cadena, dice en su media lengua: «Mi hermana está con eso que comen los fisuritas; con la pasta base. Ella lleva y vende en el tren»." Eso describe un informe elaborado por el Instituto de Investigación sobre Jóvenes, Violencia y Adicciones que habla del tren como elemento determinante en la venta de droga en Puerta de Hierro.

La estación Villegas, del ferrocarril Belgrano Sur, está en la entrada de la villa. Es una gran oportunidad para el negocio. Cuando los dos trenes se cruzan, el que va y el que vuelve, se bajan corriendo entre 100 y 200 personas corriendo, con el tren en movimiento, a comprar droga. Y vuelven a correr. Si no agarran el que los devuelve a la Capital, quedan a merced de ser asaltados por los mismos que les vendieron la droga.

Así ocurrió el último homicidio en el lugar, según contó a LA NACION un fiscal de La Matanza, que pidió reserva de su identidad. "Dentro de Puerta de Hierro las peleas son por territorio o por narcotráfico. Ahí adentro hay poca presencia del Estado y mucha autorregulación. Es difícil entrar. Cuando hay un homicidio nosotros sólo vamos si nos pueden garantizar que saldremos con vida. Hay veces que la policía nos advierte que no salimos, y no vamos. Cuando vamos, tiran piedras a la policía y esconden a los muertos. La gente está a merced de eso", sostuvo.

Un ex jefe policial de La Matanza desmiente que los uniformados no entren allí, pero admitió: "Es un lugar pesado. Hay muchos chicos adictos al paco y gran cantidad de gente que delinque. Mucha gente armada. Antes de entrar hay que tomar muchas precauciones, pero no entra el que no quiere". Resume: es un lugar donde hay "mucho paquero".

Dicen los vecinos que a la altura de las vías del tren hay chicas de 15 años que se prostituyen para comprar paco. Cobran poco, porque la bolsa es barata: 5 pesos. La mitad de un sachet de leche. Lo mismo que un alfajor.

"Puerta de Hierro es el ejemplo de lo que no hemos hecho como Estado, como política y como sociedad. El Estado va diez años atrás de la problemática del paco", dijo Fernando "Chino" Navarro, jefe del bloque del Frente para la Victoria en Diputados y creador del Instituto.

Según los vecinos, en un tercio de las más de 500 viviendas que componen este barrio de La Matanza se vende paco


Su intención fue, primero, hacer un diagnóstico que permita tener datos y certezas respecto de los jóvenes, la violencia, la droga y el narcocrimen en los distintos barrios de la provincia de Buenos Aires para, después, poder idear políticas públicas que mejoren la situación.

"Hace falta penetrar con más firmeza del Estado. Hace falta que el crecimiento que se dio en la provincia ahora se pueda dar en esos lugares donde el Estado no ha podido entrar", reconoció a su vez el jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez

Dicen los vecinos que a la altura de las vías del tren hay chicas de 15 años que se prostituyen para comprar paco. Cobran poco, porque la bolsa es barata: 5 pesos

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